Con la cena final de temporada decimos adiós a la generación del año 2000, alrededor de una mesa, con la satisfacción de un buen mantel, contando batallas, rodeados de amigos, pasando un buen rato y con el trofeo de Copa Vasca de Juveniles, que volvemos a sumar a las vitrinas, como el año pasado. Unos que se marchan a buscar su futuro como jugadores senior y otros que volverán a cumplir sus sueños también. Mucha suerte a todos. Ha sido un placer.